Takarazuka Revue - Teatro femenino
17:20
Estamos en el mes del Pride (LGTB+) y creemos que es una buena oportunidad para ver tradiciones, costumbres culturales japonesas e historia desde el punto de vista que siempre es invisibilizado: el de la comunidad lesbiana, trans*, bisexual, gay, intersexual...
En el post de hoy os queremos hablar del teatro japonés Takarazuka Revue (宝塚歌劇団) y el punto de inflexión que tuvo para una de las comunidades más invisibilizadas de la sociedad japonesa: las lesbianas.
Caleb Hunt, Private Eye.vía: kageki.hankyu
El Takarazuka Revue es la compañía de teatro musical más prestigiosa de Japón. Se trata de una compañía compuesta íntegramente por mujeres, y salió como contraposición al Kabuki. Como en muchos otros países, el escenario era sólo reservado para hombres y las mujeres no podían actuar en él como actrices. El hecho de que en 1913 apareciera un teatro cuyos miembros eran mujeres fue rompedor.
El fundador de la Escuela Musical Takarazuka y su compañía fue el presidente de la compañía de ferrocarriles Hankyu, Kobayashi Ichizô, que quería promocionar la línia de tren de Takarazuka a Osaka, así como crear un nuevo entretenimiento. En esa época, la sociedad japonesa se regía por el sistema familiar jerárquico ie y el ideal femenino de ryôsaikenbo: "buena esposa y sabia madre". Se educaba a las chicas desde pequeñas según ese ideal, se esperaba que fueran capaces de hacer todas las labores del hogar, ser unas ejemplares madres y cuidar de todas las necesidades de su marido.
Como buen ejemplo de eso, Kobayashi no quiso que la gente asociara a sus actrices con las ideas negativas del mundo de la farándula, así que formó su escuela para promocionar el ideal ryôsaikenbo entre las alumnas, imponiendo una jerarquía y normas estrictas, intentando evitar escándalos entre las chicas.
Primera actuación de las Takarazuka en 1924, vía: kageki.hankyu
El Takarazuka se irguió como opuesto al Kabuki y sus onnagata (女形, "figura/forma de mujer", los hombres que se caracterizaban y maquillaban como mujeres exagerando los clichés), creando una división en los papeles femeninos musumeyaku, (娘役, rol de chica/doncella) y masculinos otokoyaku (男役, rol masculino). De hecho, lo más importante que aportó fue la creación de una visión andrógina de sus miembros y la representación de un rol masculino idílico, basado en el ideal de hombre o "príncipe azul" de las ilusiones y sueños de las jóvenes mujeres educadas en este sistema jerárquico hetropatriarcal. Este tipo de masculinidad es basada en un hombre nada tosco, muy atento y romántico, que escucha y atrae a las mujeres japonesas por sus encantos (algo que comparten con el idílico de amante en los shôjo manga). Las actrices que adoptaban el otokoyaku se cortan el pelo y aprenden a hablar y comportarse de una manera más "masculina", conformando esa expresión de género más andrógina.
Con estos principios, las muchachas recrean todo tipo de obras y musicales, desde representaciones teatrales de mitos o piezas de la mitología y tradición japonesa, a musicales de Broadway como Chicago o la vida de Lincoln, a sus versiones de historias de Bollywood, Cabaret parisinos, Radio-city shows o incluso algún anime popular como Lady Oscar (La rosa de versailles, 1973).
Las Takarazuka performando Chicago, vía YouTube
Este teatro cuenta de un fandom o comunidad de seguidores muy fiel, mayoritariamente formada por mujeres, que van allá donde las acrices vayan y les dan un apoyo infinito.
El punto más importante del Takarazuka es la creación de esta aspecto andrógino en jóvenes mujeres. No sólo fue rompedor en el momento, sino que dio marca a las artistas y dejó paso a una expresión de género más flexiva. De ese momento en adelante, cualquier chica de cuerpo fuera de los estándares que se expresara más cómodamente de forma "masculina" o andrógina era relacionada con la tradición Takarazuka y admirada como tal.
La famosa autora del manga Sailor Moon, Naoko Takeuchi, retrató entre sus guerreras a Sailor Uranus, influenciada por esta tradición y queriendo retratar aquella amiga que es "tu mejor amiga y el príncipe azul en una misma persona" (comentó en una entrevista en Juuban Records, 1996).
Este aspecto andrógino y el juego con los roles de género fue el que ayudó a una comunidad LGTB+: las lesbianas. Las lesbianas han sido una de las comunidades más invisibilizadas en Japón, incluso hoy son menos aceptadas que los gays o los cross-dressers. En el momento en que apareció el Takarazuka, en que se insistía en ser una "buena esposa, sabia madre", las lesbianas no cabían dentro de estos estándares y estaban oprimidas y marginadas.
La aparición del Takarazuka, en vez de reforzar este ideal, fue un punto de inflexión porque abrió la mente a las japonesas en lo que a su expresión en público se trataba, y se empezó a ver bien e incluso admirar a aquellas chicas que se vestían o comportaban de una manera más masculina. A pesar de que socialmente aún se esperaba que se casaran, el hecho de poder expresarse de esta manera empezó a dar fuerza y algo de espacio a la comunidad, que más adelante abriría asociaciones y revistas para empezarse a hacerse ver en público.
No obstante, las normas a las que se exponen las actrices son muy duras, prohibiéndoles tener relaciones o casarse hasta que dejen el teatro. A pesar de que muchas de estas normas están lejos de ser equitativas o rompedoras, cabe destacar el cambio que supuso en su época e incluso actualmente, en que cada vez más se ve como normal el aspecto andrógino o la expresión de género fuera de la heteronormativa en una sociedad poco inclusiva y feminista como lo es la japonesa.
Imagen de La Rosa de Versailles, a la izquierda, Maria Antonieta, a la derecha, Lady Oscar, una mujer guardaespaldas. vía: animetv
Fotografía de una de las múltiples representaciones de Lady Oscar en el teatro Takarazuka.
La famosa autora del manga Sailor Moon, Naoko Takeuchi, retrató entre sus guerreras a Sailor Uranus, influenciada por esta tradición y queriendo retratar aquella amiga que es "tu mejor amiga y el príncipe azul en una misma persona" (comentó en una entrevista en Juuban Records, 1996).
Michiru (Sailor Neptune) a la izquierda, y a la derecha Haruka Tenno (Sailor Neptune),
personaje basado en la tradición Takarazuka.
Las dos formaron una pareja lesbiana confirmada en el contexto del anime shôjo de los años 90.
Este aspecto andrógino y el juego con los roles de género fue el que ayudó a una comunidad LGTB+: las lesbianas. Las lesbianas han sido una de las comunidades más invisibilizadas en Japón, incluso hoy son menos aceptadas que los gays o los cross-dressers. En el momento en que apareció el Takarazuka, en que se insistía en ser una "buena esposa, sabia madre", las lesbianas no cabían dentro de estos estándares y estaban oprimidas y marginadas.
La aparición del Takarazuka, en vez de reforzar este ideal, fue un punto de inflexión porque abrió la mente a las japonesas en lo que a su expresión en público se trataba, y se empezó a ver bien e incluso admirar a aquellas chicas que se vestían o comportaban de una manera más masculina. A pesar de que socialmente aún se esperaba que se casaran, el hecho de poder expresarse de esta manera empezó a dar fuerza y algo de espacio a la comunidad, que más adelante abriría asociaciones y revistas para empezarse a hacerse ver en público.
No obstante, las normas a las que se exponen las actrices son muy duras, prohibiéndoles tener relaciones o casarse hasta que dejen el teatro. A pesar de que muchas de estas normas están lejos de ser equitativas o rompedoras, cabe destacar el cambio que supuso en su época e incluso actualmente, en que cada vez más se ve como normal el aspecto andrógino o la expresión de género fuera de la heteronormativa en una sociedad poco inclusiva y feminista como lo es la japonesa.
Espero que con este post hayáis conocido más sobre el teatro japonés y os entren ganas de ver a las fabulosas actrices y bailarinas del Takarazuka Revue, así como su conexión con la comunidad lesbiana.
¡Os esperamos en el siguiente post!
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