¿Os acordáis que hablábamos la semana pasada de las celebraciones de la Navidad en Tokyo? Allí eran meramente una tradición occidental adaptada sin significado para un japonés, básicamente, que no fuera la celebración de la fiesta en sí.
Pues bien, aquí nos encontramos con un caso contrario. Los japoneses celebran el año nuevo de una forma más suya, más acorde a su cultura. Empezando porque para ellos es una fiesta de tres días; se incluyen todos los negocios (excepto correos, de mucha importancia), ¡así que cuidado con las compras! Inicialmente seguían el calendario del zodiaco chino, pero en 1873 se cambió al 1 de Enero para así modernizar Japón al nivel occidental.
Allí se ve como un nuevo comienzo: todo lo del año anterior debe quedar atrás (peleas, problemas, deudas, incluso se debe limpiar la casa...). Por supuesto, también tienen un menú concreto centrado en la buena suerte y la fortuna: gambas, judías de soja negras, sardinas secas, castañas dulces, raíz de loto envinagrada, soba de año nuevo... Cada alimento simboliza una cosa diferente.
Por supuesto no debemos olvidar los mochi. Tradicionalmente, uno debe comer mochi en año nuevo o deberá sufrir un año de mala suerte. Como podemos ver, son cruciales, e incluso requieren de varias personas para su preparación, aunque actualmente se suelen usar máquinas especializadas para ello.
Otra parte importante es la visita al templo, llamada hatsumôde. Allí se pueden llevar los amuletos de buena suerte del año anterior y cambiarlos por unos nuevos. Usualmente se suele llevar kimono. También asisten para escuchar el tradicional joya no kane, 108 campanas que se dice que purifican de los 108 deseos malvados que identifica el budismo.
Finalmente, a los niños se les da el otoshidama, una recopilación de dinero de amigos y familiares que puede llegar a subir hasta los 200€ por niño. Igualmente, los adultos también reciben... tarjetas de felicitación. ¡Pero no penséis mal! Dentro también vienen papeletas a rifas.
Éste ha sido el año de la oveja, y dentro de tres días entraremos en el año del mono, donde compartiremos la costumbre de llevar ropa de color rojo. ¡Feliz año nuevo!
Pues bien, aquí nos encontramos con un caso contrario. Los japoneses celebran el año nuevo de una forma más suya, más acorde a su cultura. Empezando porque para ellos es una fiesta de tres días; se incluyen todos los negocios (excepto correos, de mucha importancia), ¡así que cuidado con las compras! Inicialmente seguían el calendario del zodiaco chino, pero en 1873 se cambió al 1 de Enero para así modernizar Japón al nivel occidental.
Allí se ve como un nuevo comienzo: todo lo del año anterior debe quedar atrás (peleas, problemas, deudas, incluso se debe limpiar la casa...). Por supuesto, también tienen un menú concreto centrado en la buena suerte y la fortuna: gambas, judías de soja negras, sardinas secas, castañas dulces, raíz de loto envinagrada, soba de año nuevo... Cada alimento simboliza una cosa diferente.
Por supuesto no debemos olvidar los mochi. Tradicionalmente, uno debe comer mochi en año nuevo o deberá sufrir un año de mala suerte. Como podemos ver, son cruciales, e incluso requieren de varias personas para su preparación, aunque actualmente se suelen usar máquinas especializadas para ello.
Otra parte importante es la visita al templo, llamada hatsumôde. Allí se pueden llevar los amuletos de buena suerte del año anterior y cambiarlos por unos nuevos. Usualmente se suele llevar kimono. También asisten para escuchar el tradicional joya no kane, 108 campanas que se dice que purifican de los 108 deseos malvados que identifica el budismo.
Finalmente, a los niños se les da el otoshidama, una recopilación de dinero de amigos y familiares que puede llegar a subir hasta los 200€ por niño. Igualmente, los adultos también reciben... tarjetas de felicitación. ¡Pero no penséis mal! Dentro también vienen papeletas a rifas.
Éste ha sido el año de la oveja, y dentro de tres días entraremos en el año del mono, donde compartiremos la costumbre de llevar ropa de color rojo. ¡Feliz año nuevo!