El matrimonio durante el Periodo Edo
17:43Nuestro colaborador de Periodista en Japón nos trae la entrada de hoy acerca del matrimonio en este periodo de Japón. ¡Veámoslo!
El Periodo Edo (1603-1868) es conocido por el “cierre” del país al exterior. La regencia militar de los Tokugawa, el bakufu (幕府 ばくふ), optó por el ostracismo aislando Japón de los circuitos comerciales de la época. Las influencias extranjeras se redujeron a un pequeño grupo de jesuitas y a algunos europeos y americanos que contaban con el beneplácito de las autoridades shogunales. Una rápida aproximación histórica de puertas a fuera, pero: ¿Cómo era la vida de los campesinos y clase trabajadora de entonces?, ¿Cómo se entendía el matrimonio durante el periodo Edo? De ello hablaremos en los siguientes párrafos.
Qué se entendía por matrimonio durante el periodo Edo
Es innegable que las uniones matrimoniales jugaron un papel importante en esos años. La unión entre hombre y mujer no era más que una metáfora del vínculo existente entre la clase regente y los gobernados. Una relación basada en la fuerza ejecutada por los primeros frente a la sumisión de los segundos. Los matrimonio durante el periodo Edo se regían por la clase social del marido; según fuera samurái (侍 さむらい), campesino o comerciante disponía contaba con una serie de privilegios así como de obligaciones a cumplir por ley.
El concepto confuciano de “sociedad patriarcal” legitimaba el sistema legal de la época, donde hombres y mujeres no eran vistos por igual. El bakufu dictaba las leyes relativas al matrimonio durante el Periodo Edo y, al mimso tiempo, legislaba e impartía “justicia” en casos de adulterio o mikkai (密会 みっかい). Su traducción, “verse en secreto”, se extendía al encuentro sexual entre una mujer casada y todo aquél que no fuera su marido. Que un hombre engañara a su esposa no estaba penado por ley. El marcado carácter patriarcal de la sociedad nipona de la época volvía a quedar patente.
La mujer como propiedad de su marido
Una vez consumado el matrimonio, la mujer se convertía en propiedad de su marido o de los padres del mismo. El adulterio no era más que la disputa entre dos hombres por una “propiedad”, la mujer. En esa “lucha” intervenían la adultera, el amante, el marido y, en ocasiones, las familias de los implicados. Una contienda originada en la esfera privada que podía llegar a desestabilizar el orden social preestablecido. Por ello, los gobernantes se implicaron seriamente en la regulación del adulterio.
Un severo castigo para la adultera
Existía una gran diferencia entre el bakufu y las costumbres de cada región a la hora de castigar el adulterio. Mientras que el shogunato promulgaba las leyes, su aplicación quedaba en mano de los daimyô (大名 だいみょう) y de las comunidades rurales. El matrimonio durante el periodo Edo era considerado una institución “sagrada” y debía castigarse en consonancia.
Los distintos veredictos existentes afectaban única y exclusivamente a la mujer: el perdón, permitirle volver a casa de su esposo, enviarla al exilio y, en casos extremos, la condena a muerte. En el momento en que el bakufu consideró el adulterio como un crimen punible la mujer pasó a ser la principal culpable.
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