Son muy populares en las grandes ciudades con mucho tráfico, pero requieren de una licencia y carnet identificativo para poder llevarlas. La policía puede pedirte perfectamente que se lo enseñes si consideran que deben pararte. ¡Si no la tienes podrían hasta detenerte!

Aunque parezca extraño, es posible encontrarse hombres de negocios durmiendo en la calle mientras usan su maletín de almohada. Normalmente esto sucede porque han perdido el último tren y no tienen dinero a mano con el que pagar un hotel cápsula.

La última tecnología impera aquí: cuentan con un montón de botoncitos y funciones que te solucionarán cualquier problema que puedas tener. La tapa se levanta sola, el asiento está caliente, con función de secado, con sonidos para que nadie pueda oír lo que estás haciendo... 

En Japón los teléfonos también son maravillas de la tecnología, y bastante más baratos de lo que tenemos aquí. Aunque hay que tener en mente una regla muy importante al tener uno: no hablar mientras se está en el transporte público o en un sitio muy silencioso. Si es necesario responder una llamada urgentemente tendrás que hablar en tono bajito y sin molestar a los demás.

¿Cuál es la mejor forma de comer ramen? Pues recién hecho y calentito, antes de que se quede pocho porque haya absorbido demasiado caldo o que se quede frío. Pero está tan caliente que nos quema la lengua... ¡Ningún problema! Ya que está considerado de buena educación hacer ruidos al sorber estos fideos, es una muestra de que te gusta lo que comes. Además así lo enfrías mientras lo metes en la boca también. Mucho ojo, ya que está considerado de mala educación dejar propina en los restaurantes.

Cuando sales de noche a un bar es posible que veas que se forma una cola fuera del local mientras esperan a entrar, o también se hace en la barra para pedir algo. En el caso de la barra no es como aquí que vas llegando y si puedes aprovechas y pides, los japoneses tienen este orden muy metido dentro. Así que para ambos casos te tocará esperar tu turno pacientemente a riesgo de ofender a algún otro cliente que llevaba esperando allí un rato ya.

Cuando pierdes algo en el tren o en la calle es muy probable que lo encuentres en la comisaría más cercana antes o después. Este extraño suceso que nos desconcertaría en nuestro país es perfectamente normal allí. Hay muchísimas historias de gente que se dejó su mochila con todo dentro en el metro y horas más tarde le llamaron de la comisaría para que fuera a buscarla, encontrando todo intacto. Además, si llevamos un objeto encontrado y nadie lo reclama en seis meses pasa a ser automáticamente nuestro (previa entrega de datos a la policía).

En Europa, depende de en qué país y lugar estemos, es algo complicado encontrar servicios públicos (y en los de establecimientos muchas veces se tiene que consumir). En japón hay muchísimos baños públicos y normalmente no tienen ningún problema tampoco en dejarte usar los de los locales aunque no hayas comprado nada. Tampoco hay ninguna ley que prohíba orinar en público... Pero seamos cívicos.

Las casas japonesas tienen dos espacios separados de baño: la zona de la bañera (el ofuro), la de la ducha y la del urinario. El agua que llena la bañera normalmente se mantiene más de un uso, así que por eso es tan importante lavarse muy bien en la ducha antes de meterse en la bañera. Normalmente ofrecerán al invitado que sea el primero en meterse (considerándose un insulto que no lo haga).