A esta práctica ya le dedicamos una entrada de blog para explicar el hecho de probar la espada con transeúntes en concreto, aunque hay más. Sencilla y llanamente, se trataba de probar esta nueva espada o técnica con gente que pasaba de noche.Aunque era una práctica ilegal, ¿cómo se llega a probar este delito si el único pobre testigo era asesinado? Y de todos modos, si se pillaba a un samurái haciendo esto, tenía todo el derecho de decir que fue en defensa propia. Ah, la justicia feudal japonesa...

Normalmente no mataríamos a nadie que nos haya ofendido con un insulto, ¿no? Pues los samurái se lo tomaban de otra forma bien distinta. Tenían incluso el derecho de matar a cualquiera (siempre que fuera de clase inferior) que les hubiera insultado, o que ellos directamente considerasen que les había ofendido. Tenían que hacer esto justo después del susodicho insulto y tenía que haber al menos un testigo. Claro que el sirviente del propio samurái servía de testigo... así que ya os podéis imaginar cómo iba la cosa. 

Como era una clase social superior a la mayoría, las mujeres de clases inferiores debían pagar una cantidad para poder casarse con un samurái. Y básicamente lo que se esperaba de ellas era obediencia pura, en cualquier ámbito, aunque a cambio podían subir su estatus social. También se permitía a un samurái tener amantes sin ningún problema.

El seppuku es la forma más característica de un samurái para morir. Normalmente se abría el estómago con un pequeño cuchillo para más tarde ser decapitado por un compañero de confianza para minimizar el sufrimiento, que ya era suficiente. Normalmente se hacía para poder privar a un enemigo del premio de matarle, también. En este caso, si el samurái en cuestión consideraba que debía cometer seppuku, se esperaba que su mujer también lo hiciera (en este caso se conoce como jigai), con alguna variación: en vez del estómago tenían que cortarse el cuello y debían atarse las piernas para morir en una posición dignificada como se esperaba de ellas. 

Qué mejor forma hay para practicar la puntería a caballo que usar perros como dianas. Se hacían hasta competiciones entre los más nobles para ver quién tenía mejor puntería. Por suerte, algunas de las veces las flechas no estaban afiladas y estaban cubiertas con un trapo (aunque esto era más por no tener que comprar más flechas que no por el pobre animal).

Si ya parecía que había suficiente con todo esto, estos guerreros aún tenían más peculiaridades. Si un samurái perdía a su maestro o el honor (y optaba por no cometer seppuku) se convertía en un rônin, pasando de golpe a ser uno de los estratos más bajos de la sociedad. Esto no les hacía mucha gracia, así que seguían actuando como samurái de clase alta. Consideraban así que el trabajo físico normal estaba por debajo de alguien como ellos, así que preferían convertirse en guardaespaldas, mercenarios o directamente criminales.

Este grupo de samurái normalmente sin maestro prefirió vivir antes que cometer el suicidio de honor. Se vestían con ropajes coloridos y despampanantes, y si no podían encontrarlos usaban ropa de mujer. Añadían al atuendo un peinado bastante peculiar. Sus actividades iban desde apalizar a gente que no tenía culpa alguna hasta huir de un restaurante sin pagar. También mataban otros habitantes porque sí y se enzarzaban en violentas peleas con otros grupos de kabukimono. Como las peleas de bandas, básicamente.