Es probable que alguna vez hayas oído hablar de las geishas y seguramente te venga a la mente una chica japonesa vestida con kimono y con el rostro blanco, pero este mundo va mucho más allá. Hoy nos adentraremos en la vida de estas artistas, descubriremos su origen y algunas curiosidades.
Hoy en día cuando usamos el término de geisha nos referimos a una artista tradicional japonesa cuya función es entretener en fiestas, reuniones, banquetes... independientemente de si los asistentes son hombres o mujeres. Lo curioso es que en la antigüedad la mayoría eran hombres.
Tradicionalmente, la formación de estas chicas empezaba desde una edad muy temprana. Las okaasan (madre) eran las encargadas de las casas de geisha, y solían comprar a chicas incluso menores de 10 años a las que educarían.
En los primeros años de su formación las niñas (shikomi) se encargaban de las labores y tareas de casa, siempre obedeciendo en todo a la okaasan, o incluso hacían de criadas o asistentes de las más veteranas. Más adelante iniciaban sus entrenamientos en varias artes tradicionales como la música, el baile o la literatura, entre otros. Con el paso de los años, empezará a acompañar a las geishas a los eventos simplemente para observar el trabajo. Esa etapa en la que se les denominaba maiko, solía durar desde sus 15 o 16 años hasta los 21. Tras varios años de duro trabajo, entrenamiento y de dedicación máxima, las aprendices lograban convertirse en geishas.
Las geishas destacan también por su aspecto. Las maiko llevan el rostro cubierto por una base blanca, adornos rojos y negros alrededor de los ojos y cejas y los labios rojos. Las geishas veteranas no tienen la obligación de usar este maquillaje, aunque en eventos especiales sí que lo suelen llevar.
La parte que se ve de la vestimenta consiste en un kimono de seda con su obi (cinturón), calcetines blancos y sandalias de madera, pero en realidad llevan muchas capas.
En la actualidad es muy difícil ver a una geisha o maiko pero donde hay más probabilidades de localizar a una es en el distrito de Gion, (Kyoto). Aunque hacia el 1920 había unas 80.000, hoy en día el número se reduce a unas 1.000, a causa de la segunda guerra mundial. El poco interés en las artes tradicionales y el elevado precio de sus servicios hacen que cada vez queden menos, pero por otra parte el interés por parte de los turistas ayuda que esta tradición continúe.
