Cuenta una leyenda japonesa que quien haga 1000 grullas de
papel recibirá un deseo de parte de una grulla, ya sea una vida larga o la recuperación
de una enfermedad. De esta manera, Senbazuru se convirtió en una tradición para desear la
recuperación de una persona enferma.
Sadako Sasaki era una niña japonesa que tenía tan solo dos años cuando bombardearon la ciudad de Hiroshima en 1945. A la edad de 11 años, Sasaki fue desarrollando hinchazones en el cuerpo y lesiones cutáneas como consecuencia del impacto de la bomba. Un año más tarde, fue diagnosticada de una leucemia maligna, causada, según los expertos, por la exposición a la radiación.
La historia de Sasaki llegó a muchas personas y se convirtió
en una referente, ya que se visibilizó a los niños, quienes fueron parte de las víctimas inocentes de la guerra. De este modo, en el Parque de la Paz de Hiroshima fue construida una
estatua dedicada a Sadako en 1958 en la que aparece sosteniendo una grulla de
papel. Con ello, Senbazuru pasó también a ser un símbolo de la paz en Japón.
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