Seguro que muchas veces habéis visto imágenes japonesas donde los conejos están mirando la Luna con añoranza. ¿Nunca os habéis preguntado por qué? En esta entrada os contamos la primera parte.
Todo empieza mirando a la Luna. Muchas personas pueden ver en ella, especialmente desde Asia, la forma de un conejo con lo que parece ser un tronco o un recipiente al cual le está golpeando o tocando. En japón esta imagen se asoció con un conejo haciendo mochi. por eso muchas veces vemos imágenes de conejos con el clásico recipiente golpeándolo para hacer estos dulces tan típicos.
Os dejamos aquí el cuento popular para niños traducido que se creó a raíz de este hecho:
[Había una vez un Anciano de la Luna, el cual decidió mirar un día a un gran bosque en la Tierra. Vio que allí vivían un conejo, un zorro y un mono en una buena amistad.
"Me pregunto cuál será el más amable", pensó el Anciano. "Creo que bajaré y lo veré yo mismo".
Así que el Anciano de la Luna se convirtió en un vagabundo y bajó a la Tierra a donde estaban los tres amigos.
"Por favor, ayudadme", les dijo. "Estoy hambriento".
"¡Oh! ¡Pobre vagabundo!", dijeron los tres. Enseguida se dieron prisa en ir a buscar comida que poder darle.
El mono trajo un montón de fruta. El zorro pescó un gran pez. Pero el conejo no fue capaz de encontrar nada que llevarle.
"¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer?", lloraba el conejo. Y entonces se le ocurrió una idea. "Por favor, Señor Mono", dijo el conejo, "coge para mí un poco de leña para hacer un fuego. Y tú, Señor Zorro, haz un gran fuego con esa leña, por favor".
Los animales hicieron lo que el conejo les pidió, y cuando la hoguera fue suficientemente grande, el conejo le dijo al vagabundo:
"No tengo nada que darte. Así que iré yo mismo al fuego y podrás comerme cuando esté bien hecho".
El conejo estaba a punto de saltar sobre el fuego para cocinarse a sí mismo cuando el vagabundo consiguió impedírselo volviéndose a transformar en el Anciano de la Luna.
"Eres muy amable, Señor Conejo", dijo el Anciano. "Pero nunca deberías causarte daño a ti mismo. Como eres el más amable de todos te llevaré conmigo a casa para que vivas allí".
Y de este modo el Anciano cogió en brazos al conejo y se lo llevó a la Luna. Desde entonces, si te fijas bien en la Luna podrás ver el Señor Conejo justo donde el Anciano lo dejó hace muchos años.]
Este cuento está estrechamente relacionado también con las festividades del tsukimi, de las cuales os hablamos en la anterior entrada. Más adelante os hablaremos sobre la relación de los conejos lunares y el Elixir de la Vida Eterna. ¡Las leyendas de estos animalitos se multiplican!
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